Desahogarse con su ensalada ayudó un poco a Violet, pero Noah podía ver que seguía molesta. Tanto por los celos de una de sus pocas amigas como por su hermano descarriado.
No siempre sabía qué decir en momentos como este, pero, por alguna razón, siempre parecía reconfortada incluso cuando él balbuceaba sus palabras. Supuso que era la intención lo que contaba.
Para hacerla sentir mejor, Noah pidió piña asada para el postre. Recientemente, era una tendencia que los restaurantes ofrecieran opciones de postre más saludables. Las frutas a la parrilla no estaban en contra de las reglas de la misma manera que los postres tradicionales, lo que la convertía en una de las favoritas de Violet.
Le sonrió agradecida cuando él lo ordenó después de que terminaron sus platos principales.
—Leíste mi mente. Realmente necesitaba un capricho hoy.
—Es mi deber como tu mejor amigo —dijo en una voz fingidamente seria, haciéndola reír.
