Esta fue probablemente la primera vez que Hanna entró en un dormitorio de guerrero y el de Will estaba muy ordenado. Todo estaba limpio y ordenado, aunque no había muchas cosas en esta pequeña habitación, aún mostraba perfectamente su simplicidad.
—No sé si te gustará, pero creo que te quedará bien —Will extendió un collar que tenía una pequeña flor en flor como colgante y lo dejó caer en su mano de tal manera que parecía que no era un gesto especial.
Mientras tanto, al ver cuán nervioso estaba el hombre, Hanna no pudo evitar querer molestarlo. —¿Me lo pondrás? —Le devolvió el collar y luego se dio la vuelta. Recogió su cabello a un lado y mostró su cuello y hombro a él.
El collar se deslizó de su mano y cayó al suelo con un suave tintineo, que lo devolvió a sus sentidos.
—Claro, lo haré —Will se inclinó y recogió el collar, sus manos temblaban un poco cuando intentaba abrocharlo. Su rostro parecía muy serio, como si estuviera resolviendo un enigma difícil.
