Alan todavía no podía entender la gravedad de la situación ni el hecho de que casi fue asesinado por su propia madre, ya que esto había ocurrido innumerables veces, pero la dama Cyan nunca llegaría hasta el final.
—¡No quieres ayudarme a recuperar mi estatus, pero descubrí una forma de vengarme y limpiar mi nombre! ¡Deberías estar orgulloso de mí! —Alan rugió—. Había estado buscando el reconocimiento de su madre durante mucho tiempo, quería escuchar cómo ella lo elogiaba y lo miraba un poco más cálidamente, pero todo lo que obtuvo fue una mirada despectiva en sus ojos—. ¡Me dijiste que me acercara a ese bastardo comerciante! ¡Hice exactamente lo que dijiste!
—¿Qué en el mundo puede hacerte pensar que estás cerca de él? —Dexter entrecerró los ojos—. Podía entender la frustración de su hermana al tener este tipo de hijo.
—Me dio un consejo.
—¿Qué tipo de consejo? —La dama Cyan abrió los ojos y miró fijamente a Alan—. ¿Cómo puede él darte un consejo?
