"Iris sintió que su corazón latía tan rápido cuando vio al tigre de diamante blanco salir lentamente del carruaje. Observaría a su alrededor y luego a la mano estirada de Iris, había desconfianza en sus ojos grises, pero al mismo tiempo, era menos hostil hacia la luna.
Iris dio un paso atrás, no quería agobiarlo, le daba espacio, porque en la mente del tigre de diamante blanco, registraba el tacto como dolor y Iris podía entender eso. Tampoco quería ponerse en peligro al asustarlo.
El tigre de diamante blanco salió de la jaula y miró a Iris con cautela, mientras se movía hacia la esquina de la habitación.
