Zayla ya había soportado mucho, así que no quería recibir otra bofetada. Las bofetadas de Devin y Robin eran demasiado dolorosas, Zayla ya estaba mareada cuando Devin levantó la mano de nuevo.
Rápidamente se arrodilló, sin importarle su dignidad, buscando un modo de escapar del infierno que ella misma había provocado.
—Por favor, déjenme ir. Ya no quiero la villa.
Tenía miedo de que pudiera morir antes de que Devin la dejara ir. Este era el nido del león y Zayla quería escapar de él.
Devin no fue tan amable y no quería dejarla ir así como así. Estaba a punto de abofetearla de nuevo cuando Sabrina recordó algo y dijo,
—Por favor, déjala en paz, Devin. No quiero que Robin muera de depresión cuando pierda a su hijo. Ya le di dos bofetadas y no olvides que está embarazada del hijo de Robin.
Sólo entonces Devin bajó las manos y la miró fríamente, —Sal de aquí antes de que pierda la paciencia.
