Robin se tomó su tiempo, dejando que el dolor se esparciera por su cuerpo, la ira flotando a su alrededor.
Aria estaba a punto de llamar a seguridad, sintiendo que su jefe estaba en problemas.
Al momento siguiente, Robin devolvió el golpe dos veces, Devin estaba en el suelo, horrorizado.
Nunca esperó que Robin tuviera el valor de devolver el golpe y se sorprendió al recibir el doble.
La vergüenza no le permitía levantarse, mientras Aria soltaba una pequeña risa y Robin enfurecido,
—¿Cómo puedo protegerla cuando tú estás protegiendo al criminal?
—¿Protegiendo al criminal? —Devin estaba confundido.
—Nadie sabe cómo llegó el documento a su oficina. Las cámaras no captaron nada y tú dices que la estás protegiendo? —Logró ponerse de pie—. Estás tan lleno de ti mismo, Robin. Yo nunca habría permitido que esto sucediera si no te hubieras entrometido en su vida.
Robin estaba tan molesto que no quería intercambiar palabras con otro tonto.
—Sal de mi oficina.
