—No tienes que pasar por esto, mi reina —le suplicó Robin a Sabrina mientras ella vaciaba el contenido de su estómago.
Robin la acompañó al baño, sosteniendo cuidadosamente su largo cabello para evitar que se ensuciara con vómito.
—Necesito presenciar esto —insistió Sabrina—.
A pesar de su frágil corazón, estaba decidida a ver cómo se desarrollaba todo y cómo terminaría finalmente.
Negando con la cabeza, Robin temía que ella pudiera desmayarse si presenciaba todo el calvario.
—No, no puedo dejarte entrar allí de nuevo.
Sabrina se irritó, ya que estaba decidida a verlo por sí misma. Creía que el recuerdo de esos últimos días le traería consuelo cada vez que recordaba lo que esos dos le habían hecho.
—Sí, lo harás, o no volveré a casa —insistió con obstinación. Después de terminar de vomitar, se lavó la cara, solo para ser llevada al abrazo de Robin.
