"Esto es para la mujer más hermosa del mundo—Martín entró con un ramo de flores y se lo entregó a Sabrina.
—No otra vez, Martín —Sabrina sonrió mientras recibía el ramo—. No sabía cuánto tiempo iba a pasar, pero supuso que debía acostumbrarse a la respuesta de Martín.
—Las mujeres hermosas deben ser mimadas con flores todos los días. Lamentablemente, esto es solo un almuerzo de negocios. ¿Vamos? —Martín hizo un puchero antes de extender su mano hacia Sabrina.
—Claro —Sabrina tomó su mano después de arreglar las flores en un jarrón.
Al llegar al restaurante, hablaron sobre el contrato durante el almuerzo y Sabrina terminó firmando los documentos.
Martín firmó su parte también y le dio dos de las copias originales, mientras él guardó dos.
—Debo decir que es un placer hacer negocios contigo —dijo Martín con entusiasmo—. Sabrina respondió con una sonrisa cortés,
