Laura estaba hirviendo de ira pero mantenía la calma. A lo largo de los años, se había preguntado cómo se sentiría si volviera a encontrarse con este hombre y ahora que lo había hecho, todo el dolor del pasado inundó su corazón como una inundación.
—Asesinar a una familia inocente. Como querías hacer con el vicepresidente —, Laura lo miró sin emoción, con las piernas cruzadas.
Julius sonrió y la miró con admiración. Podría ser fuerte, pero estaba seguro de que no sería contrincante para él.
—Eso es lo que hacemos. Tú también lo has hecho antes. No te hagas pasar por un ángel —la acusó. Laura se levantó y caminó un poco pero aún mantuvo una buena distancia entre ellos.
Si estuviera sola, hubiera sido más fácil, pero no lo estaba.
—No soy un ángel, pero tampoco soy un demonio.
—¿Qué quieres? —Julius finalmente le preguntó. Laura sonrió, pero no llegó a sus ojos.
—Ojo por ojo.
Julius encontró sus palabras divertidas, estallando en risas.
—Jajaja. No puedes matarme.
