Las cejas de Sharon estaban fuertemente fruncidas. Su mirada estaba enfocada en el rostro de June, y no se había dado cuenta de que sus nudillos ya se habían puesto blancos por apretar con demasiada fuerza.
Sorprendentemente, June reaccionó aún más rápido. Después de escuchar las palabras de Sharon, no pudo evitar maldecir. —¿Qué pasa con esa boca tuya? ¡No eres la única que puede hablar! ¿Quieres avergonzarnos más hablando tan alto?
Al ver que Sharon no la refutaba, June se mostró aún más imponente. —Si no me haces enojar, ¿crees que necesito usar un método como este para desahogar mis emociones? Me siento tan molesta cuando una persona inútil como tú aparece frente a mí. ¡Una persona como tú probablemente nunca ha visto tanto dinero antes!
Sharon, que estaba acostumbrada a su sarcasmo, suspiró. No sé por qué June me ha llamado aquí.
—Oye, June, ¿quién es esta? ¡No me digas que encontraste a una mendiga en la calle para hacer números!
