"Melissa hizo lo posible por ignorar la fragancia que la invadía. Se obligó a sí misma a apartar la vista de las cuatro personas que estaban devorando la comida, pero al final, seguía secretando saliva.
El oído de Sharon siempre había sido mejor, y junto con el hecho de que el sonido de los tragos de Melissa se estaba volviendo cada vez más fuerte, ella se sintió impotente. Realmente no entendía por qué tenía que aguantarlo por el bien de su supuesta reputación. Ella era la que se sentía incómoda.
Sharon dejó el cuenco y los palillos que tenía en la mano y se volvió hacia Melissa. —¿Quieres venir a comer algo con nosotros? —No podía ignorar la mirada ocasionalmente expectante de Melissa.
