La sorpresa destelló en la cara de Alicia. No esperaba que Abi estuviera ocultando algo tan grave. ¿Y realmente no se lo dijo a su marido?
Alicia no pudo evitar sentir la misma inmensa inquietud que sentía Abigail. ¡Sabía que los sueños de Abigail nunca eran simplemente pesadillas. Eran profecías que nunca fallan!
—Abigail, ¿te preguntó Alejandro acerca de lo que te preocupa? —preguntó Alicia mientras la abrazaba con los brazos.
—Lo hizo, pero le mentí —Abigail miró hacia abajo, y la culpa pintó su cara—. Le dije que lo vi muy herido e inconsciente en mi pesadilla.
—¿Y él se lo creyó? —Alicia entrecerró los ojos. Cuando Abi asintió, Alicia echó un vistazo al aún serio Alejandro, que estaba ocupado hablando con Kai y el resto de los vampiros.
—Mira, no le dije a Alex porque estoy segura de que no me dejará unirme a esta batalla. Si se lo hubiera dicho, podría estar en el castillo del Reinado ahora mismo. ¡Hará todo lo posible para mantenerme a salvo! No tengo elección, Alicia.
